El pasado sábado 11 de septiembre de 2021 cuando la señora Edith Salinas Nolasco acudió a visitar a su padre fallecido en el 2018 , se da con la sorpresa que ahí habían enterrado a otra persona.
Atónita con lo sucedido, acudió en búsqueda de una explicación a la Beneficencia, dónde recibió como respuesta por parte del señor Neil Iparraguirre que no tenían un croquis de los lugares ya ocupados en el cementerio y por tal razón, habría revendido el espacio ocupado por su señor padre, y que como él ostentaba el cargo de gerente desde el 2019 en adelante, desconocía que ese lugar ya estaba ocupado, a su vez señaló que bien pudo enterrar a su padre en los cementerios que están a las afueras de la ciudad, porque Santa Ana ya estaba saturado y que la Ley establecía que solo por 25 años había responsabilidad de mantener una tumba, bajo ese entendido bien podía él –si le daba la gana– derrumbar los nichos del fondo del cementerio que datan de 1900. Y, con la prepotencia que lo ha caracterizado últimamente, agregó que la Beneficencia era un ente privado, dónde él al ser el Gerente, podía tomar las decisiones que mejor le parezcan, la misma respuesta que le ha brindado a la Defensoría del Pueblo, que al tomar conocimiento de lo sucedido, y dado que configura un delito, llamaron al flamante Gerente, en busca de uno solución para las familias afectadas.
Cabe resaltar que la señora en mención, realizó ya la denuncia pertinente ante la Policía Nacional del Perú y tomó conocimiento la Fiscalía, esperando en entrar una solución a tremenda profanación a la memoria de su padre.
Al cierre de esta edición se conoció que el gerente de la beneficencia Neil Iparraguirre al darse cuenta de su falta se comprometió a donar cuatro metros cuadradados sin coste a la familia para resarcir en algo el malestar ocasionado.
Luego de conocerse esta denuncia estimados lectores, no estaría de más que vayan a visitar a sus familiares enterrados en el Cementerio de Santa Ana, no vaya ha ser que se den con la sorpresa que ya no están ahí, que revendieron su espacio y que no sepan que explicación brindarles respecto de los cuerpos, pues al parecer este no es el primer caso de esta índole que se presenta en la actual administración de la beneficencia.
Terminamos esta nota, preguntándonos, cuantas faltas más seguirán perdónale nuestras autoridades a este personaje, seguirá haciendo de las suyas con el cargo de Gerente?, Que más es necesario para que alguna entidad sea capaz de fiscalizar la administración que se viene llevando en la Beneficencia? Y hasta cuándo estará premunido de poder el señor Neil Iparraguirre, que en medio de una crisis sanitaria indolentemente aumenta el precio de los espacios en el cementerio su costo bajo el argumento que ello es necesario para cubrir la planilla de sus trabajadores y demás servicios de la beneficencia?