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Artículo de opinión: PPK NO SERÁ VACADO Y ODEBRECHT NO HARÁ LA REVOLUCIÓN

 

Mensaje de PPK demuestra claramente que a los ciudadanos peruanos nos gusta escuchar voces firmes y duras en momentos de crisis. Los gobernantes con los «huevos pa’ atrás» son odiados hasta en sus propios partidos y muchas veces terminan siendo condenados al ostracismo por cobardes.

Sin embargo, el juego político no es dominio absoluto de una sola fuerza política. Incluso en los gobiernos más duros se debe admitir cierto grado de disidencia. Por lo mismo, el fujimorismo, a pesar de ser una fuerza dura y organizada a escala nacional, aún no puede traerse abajo a un presidente débil como PPK sin pagar luego las consecuencias.

Para empezar, tumbar a la mala a la persona que, bien que mal, gobierna el país en un tiempo récord sembraría un precedente nocivo para todos los líderes políticos. Y más cuando su principal contendiente en las últimas elecciones (Keiko) no está libre del fuego de Obebrecht.

La izquierda radical, en la cual me incluyo, quisiéramos que caiga PPK y que se vayan todos, para iniciar la reconstrucción de la Patria vía una nueva carta magna. Eso es bueno, porque es nuestra propuesta y refleja nuestro anhelo político.

Pero una cosa es el querer y otra el PODER. No se puede porque simplemente el tejido social que debería provocar el zafarrancho en todo el país, no existe. Las organizaciones sociales son muy débiles y cada una se aferra a su plataforma minimalista y se niega a fortalecer sus centrales, las cuales tampoco escapan a la crisis. Sino veamos al CEN del Sutep y su patético papel en la última huelga como referencia.

Actualmente no existe la caída del establishment. Hay una crisis política, es cierto, pero eso no es fin de la «casta». Y no existe tal crisis porque, aunque vaquen a PPK, el tema de Odebrecht es un incendio hábilmente controlado. Arde, quema, ilumina y hasta da miedo, pero no tocará a la pradera (el pueblo), pues la gente común y corriente ve a esta crisis como un lío político y no el fin de una era.

De hecho que Odebrecht continuará destruyendo a muchos (¿qué incendio no lo hace?) mas no acabará con la derecha. Caerá Keiko pero resurgirá Kenji, García será un cadáver político pero el APRA continuará haciendo política. PPK será vacado pero los grupos económicos reinventarán otro candidato de fantasía. No es el fin de la derecha, es una crisis que por su propia supervivencia sabrán resolverla.

Lo más lamentable, es que en el campo contrario, está la izquierda. Esperando que Odebrecht haga el trabajo que los partidos, agrupaciones, colectivos, intelectuales y ONGs jamás hicieron. La consigna «Que se vayan todos» es justa, pero no deja de ser una simple consigna y aspiración. El hecho concreto es que la izquierda está en retroceso por los mismos temas de siempre: divisiones, mezquindades, individualismos, intereses creados, etc.

Y esta encrucijada no la resolverá Odebrecht, ni la fiscalía, ni el poder judicial, ni un par de marchas y plantones. Se resolverá el día en que dejemos de apoyar a izquierdistas que tengan «los huevos pa’ atrás», cuando se apoye a los audaces, los consecuentes y los que realmente representan al pueblo.

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